las hijas de lot

A causa de un maestro, hoy me puse las sandalias de las hijas de Lot y escuché el estruendo afuera. Me asomé por la ventana y vi que el pueblo tenía nuestra casa rodeada. Al unísono hombres, ancianos y niños, reclamaban a los dos recién llegados visitantes para violarlos; vociferaban sus maldades con gran violencia. De repente mi padre dijo:

‟Hermanos míos, les ruego que no cometan tal maldad. Tengo dos hijas que aún son vírgenes; voy a traerlas para que hagan con ellas lo que quieran, pero no les hagan nada a estos hombres que están cobijados bajo mi techo.”
Génesis 19: 7-8

Sus palabras me destrozaron el alma. O sea es mi papá quien me cargó de niña, jugó conmigo y me vio crecer quien hoy me condena a tan horrible suerte.

Si tanta era la necesidad de proteger a los invitados: ¿porqué Lot no se ofreció a sí mismo para que lo violasen e hicieran con él lo que quisieran? Ya sé, porque sus hijas (fueran vírgenes o no) y la mujer en general tenían el mismo valor que el ganado o los puercos. Así era en aquel tiempo. Así es en algunos lugares actualmente.

A pesar de que ni mi hermana ni yo fuimos violadas, jamás olvidaré como hija de Lot, que papá es capaz de abandonarme a mi mala suerte, de entregarme a bandidos para que me violen.

Ya calzándome mis propios zapatos, me queda claro que el cuento de Lot no es para niñas, que la saga de Lot debe ser re-interpretada en nuestras iglesias. Siempre recordaré que Dios está más allá de la Biblia, que la Biblia NO es Dios. Qué alivio saber que mi padre jamás me arrojaría a la merced de malhechor@s para que me ultrajen sexualmente, por la razón que sea.

Que alivio saber que el Dios de Lot no es como dice esa parte de la Biblia.

Que alivio vivir en este tiempo donde la mujer ya no es un pedazo de carne que cualquiera mastica y escupe sin que nadie se conmueva,
un plato desechable,
un ser sin cerebro que sólo es útil para procrear.

Estamos en deuda con todos esos maestros y maestras que nos obligan a voltear la mirada, que nos animan a luchar contra el sistema, a ver y escuchar con otros oídos. La lectura literal de la Biblia nos aleja de Dios. No lea la Biblia literalmente y verá a Dios. Ya no somos más como las hijas de Lot ni estamos a merced del opresor.

Hoy recordamos a Berta Cáceres y a todas las mujeres del pasado y del presente que nos recuerdan que no existe obstáculo imposible de superar. Que ayer, hoy y mañana venceremos.

De parte de las hijas de Lot:

¡Feliz día de la Mujer!