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El Diablo, el Infierno y otros mitos (Parte II)

Las calaveras representan la muerte y son utilizadas desde tiempos inmemorables para infundir temor e intensificar el miedo. Pero para ciertas culturas, también desde tiempos muy antiguos, las calaveras representan la vida, la esperanza y una forma de lidiar con el dolor. En México, por ejemplo, se celebra el Día de Muertos el 1 y 2 de noviembre de cada año y es una festividad que tiene su origen en cultos de la Civilización Maya.

Por lo anterior, la imagen de esta segunda y última parte es la de una calavera cuyos huesos se convirtieron en flores, donde la muerte se traduce en terreno fértil para la vida. Lamentablemente, en sociedades religiosas fundamentalistas como la nuestra, no se busca ver la muerte como una nueva oportunidad aquí en la tierra de hacer mejor las cosas. Por el contrario, la religiosidad hace que la muerte nos aliene de la realidad, de la responsabilidad de cuidar el mundo que tenemos y de tomar acción para repararlo.

El impacto de perder a un ser amado enciende esa necesidad de entablar conexión con lo desconocido y buscar respuestas sobre la vida después de la muerte. Cuando pasé por ese proceso de pérdida, la formación cristiana evangélica definió mi forma de enfrentar ese dolor con los siguientes versículos:

  • Lucas 16: 19-31. La parábola del hombre rico y Lázaro : 26Además, entre nosotros y ustedes se abre una sima infranqueable, de modo que nadie puede ir a ustedes desde aquí, ni desde ahí puede venir nadie hasta nosotros”.
  • 1 Tesalonicenses 4:13-18 13 Hermanos, no queremos que ignoren la suerte de aquellos que ya han muerto. Así no estarán tristes como lo están los que carecen de esperanza. 14 Nosotros creemos que Jesús ha muerto y ha resucitado; pues, igualmente, Dios llevará consigo a quienes han muerto unidos a Jesús”.
Altar de día de Muertos
Altar del Día de los Muertos

Pero las experiencias me han llevado a transformar la forma de procesar la pérdida. De la misma forma, la fe que me fue inculcada en el hogar también ha sido transformada producto de la investigación y el análisis propio. Ahora considero inmoral el concepto del infierno y me inclino a pensar que el cielo, más que un lugar místico, puede ser un sistema de justicia y abundancia para toda la humanidad. Existe la posibilidad de que el cielo sea ese lugar que nosotros como especie debemos construir. Sea lo que sea que venga, nuestro enfoque debe ser el hoy y el ahora.

Jesús no invirtió su tiempo en infundir miedo con el infierno y, más que hablar de un cielo, se dedicó a ser respuesta para las necesidades básicas humanas, como bien lo dice Mateo 25: 35

35 Porque estuve hambriento, y ustedes me dieron de comer; estuve sediento, y me dieron de beber; llegué como un extraño, y me recibieron en sus casas; 36 no tenía ropa y me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme”.

Pero saciar el hambre y la sed, ofrecer asilo y vestido, donar tiempo visitando a la niñez huérfana y la población reclusa en las cárceles suele ser menos importante que reproducir en la niñez, la juventud y l@s nuev@s creyentes el temor en el infierno. Debido a esa obsesión que tiene la iglesia con el fuego eterno, el Diablo, los demonios y Halloween es fundamental la exposición a este tema.

Un estudio detenido de la Biblia fácilmente revela que Jesús divinizó al ser humano siendo el ejemplo viviente de que nada es más fuerte que nuestra especie, ni los demonios, ni las enfermedades, ni el hambre, ni la sed, ni el abandono, ni el rechazo, ni la muerte. Expulsó demonios, sanó enfermedades y nos demostró que somos más poderosos que los ángeles y el mal. Según Juan 14:12, dijo que haríamos cosas aún más grandes que las que él hizo y nunca perdió su tiempo recitando largos discursos sobre el infierno o Satanás. Tampoco perdió el tiempo con sermones en contra de la homosexualidad (aunque ese es otro tema).

El asunto es que el pueblo cristiano debe enterarse de que la Biblia está llena de mitología, sólo basta con leer 1 Samuel 28:3-25 que relata la invocación de un muerto por una hechicera o Ezequiel 37: 1-14  y los huesos secos que recobraron la vida. Sólo basta con que Jesús no fue producto de una relación sexual sino que por “obra del Espíritu Santo” fue sembrado en el vientre de María (Mateo 1:18-25). Personas preparadas académicamente en religión como el Obispo John Shelby Spong abogan por la reconciliación con la palabra “mito” y explican de manera sencilla que mitos como el de la concepción virginal de Jesús no ofenden la fe cristiana sino que revelan la sociedad pre-científica en que vivió Jesús.

cielo e infierno en la tierra
Puede que el “cielo” y el “infierno” no sean lugares espirituales más allá de la luna o en el núcleo de la Tierra, sino aquí en este planeta. En lugares donde hay salud, equidad y educación (cielo) y otros sitios donde abunda la pobreza, la injusticia y el hambre (infierno).

Y este es el tema principal, que los cristianos domingueros y las familias cristianas que no asisten a Escuela Bíblica comiencen a estudiar el Libro que tanto dicen respetar. Se trata de que las iglesias que no les interesa el estudio formal de la Biblia (porque les aterran  las preguntas que pueda generar la feligresía) sean coherentes con lo que predican de una vez por todas. Se puede percibir el temor que tienen muchos pastores de perder el control de la gente inocente que diezma y ofrenda. Un buen comienzo sería dialogar con el hecho irrefutable de que Las Escrituras están abarrotadas de mitos, sagas y leyendas y por lo tanto no podemos caer en el error de criticar o burlarnos de la mitología de otras religiones, y, sobre todo, de creer que la Biblia es un libro de historia o de ciencia.

Para finalizar, nadie tiene la verdad absoluta sobre la muerte y por eso no hay una forma correcta de creer qué nos sucederá cuando se acaba la vida. Ni la iglesia ni el cristianismo tienen derecho de imponer creencia alguna sobre este tema ni sobre ningún otro. De la misma forma, debemos darle menos importancia al diablo y al infierno y tomar responsabilidad sobre nuestros propios actos.

La frase de Harper Lee extraída de su libro To Kill a Mockingbird (imagen) expresa de manera formidable que nuestro enfoque debe ser aprender a vivir aquí en la Tierra antes de preocuparnos por cosas tan irrelevantes, lo que sobrepasa nuestros límites.

“Es sólo que hay una clase de hombres que están tan ocupados preocupándose por el mundo venidero que nunca han aprendido a vivir en este, y puedes mirar en las calles y ver los resultados de eso”.

Lo más probable es que mientras exista la muerte y mientras la humanidad no pueda superar el desapego con quienes mueren y en tanto no podamos confirmar qué sigue después que abandonamos este mundo, seguirán existiendo las religiones y persistirá la curiosidad por lo desconocido.

Seamos intencionales en vivir en armonía, con o sin religión, sabiendo que aún falta mucho por descubrir y que no todo está escrito. Enfoquémonos en el hoy, en el presente, en lo que tenemos, en las contribuciones que podemos ofrecer para cambiar el mundo y en las personas que podemos ayudar. Insisto, exijale a la administración y al liderazgo de su iglesia que un porcentaje de sus diezmos y ofrendas sean invertidos en la educación teológica de quienes enseñan Biblia.

Recomendaciones
-En cuanto a los mitos, La Última Tentación de Cristo (1988), Noé (2014) y Éxodo: Dioses y Reyes (2014) narran los pasajes bíblicos de una forma no tradicional, lo que nos permite contemplar otras perspectivas.
-En cuanto a los demonios, la serie Outcast (2016) ofrece una cátedra en cuanto a la labor del pastor y de la iglesia al enfrentar lo sobrenatural.
-La película Interestelar (2014) es muy útil para considerar otro ángulo sobre lo que puede suceder con la energía que sostiene nuestros cuerpos después de la muerte.

Fuentes
Biblia. Versión La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH) https://www.biblegateway.com
El Libro del Génesis. Gerhard von Rad. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1982.
To Kill a Mockingbird. Harper Lee. Grand Central Publishing. New York, 1960.

El Diablo, el Infierno y otros mitos (Parte I)

Las películas de miedo le causan mucha curiosidad a alguien que tengo en casa. Él tiene una fascinación por el mundo de los espíritus y un deseo de experimentar con los sobrenatural que me provoca inquietud. Mi mamá no nos dejó ver Chuky (1988, 1990, 1991) ni Poltergeist (1982) ni Pesadilla en la Calle del Infierno (1984, las de Freddy Krueger) ni ninguna película de terror. “Ustedes no van a ver eso. Esas películas les hacen temer a cosas que no pueden hacerles daño, nada de eso puede tocarlos” nos decía. Siguiendo el tema, también mientras estuve en la escuela se hablaba en los pasillos de juegos satánicos como la Güija (También llamada Ouija) y Juanito. Crecí en una familia cristiana evangélica practicante, les paso nuestro horario:

Día Culto
Miércoles Culto de Oración
Viernes Culto Familiar
Sábados Culto de Jóvenes
Domingos Culto Normal

Papá y mamá nos hablaban poco del diablo y mucho de Dios. Mamá siempre nos hizo sentir protegidos y fuertes. Nos animó a no tener miedo, a no dejar de hacer cosas por pena y así ha sido hasta el sol de hoy. Pero el Diablo y sus misterios envuelve nuestra sociedad de tal manera que tarde o temprano seremos expuestos a ellos. En mi caso, inicié viendo películas de miedo como Los Otros (2001) y Señales (2002). En la primera, la imagen de la viejita vestida de niña me espantó por mucho tiempo. En la segunda, la escena cuando decidieron utilizar el reflejo de un cuchillo, metiéndolo por debajo de la puerta para ver quién estaba del otro lado, me exigía estar acompañada cuando me tocaba asegurar la salida al patio de la casa. Temía que la garra de la película me hiciera daño cuando intentara girar la llave.

Quien cree en Dios y los ángeles como seres sobrenaturales de bondad, generalmente cree también en el Diablo y los demonios como seres metafísicos de maldad. Pero nuestro conocimiento del mundo natural depende de nuestros cinco sentidos: la vista, la audición, el sabor, el olor y el tacto. Y el mundo sobrenatural (que supuestamente existe pero que no se puede comprobar) que no se puede ver ni tocar ¿con qué sentidos lo conocemos o cómo lo explicamos? Y los acontecimientos que sobrepasan nuestra comprensión como la muerte o los desastres naturales o ciertas tragedias, ¿cómo las procesamos?

Cuando no podemos explicar algo recurrimos a lo sobrenatural. Cuando existe algo que nos desarma y nos limita, se despierta nuestra curiosidad y también nuestra creatividad para desarrollar formas de explicar ese algo. Por ejemplo, los escritores del Pentateuco, que formaron parte de una época pre-científica con tecnología limitada, recurrieron a la mitología para explicar su realidad. Para ampliar el panorama mencionaré sólo algunos mitos en la historia bíblica del origen de todo según Gerard Von Rad en El Libro del Génesis:

diablo

Así como los pueblos primitivos recurrieron a los mitos para responder a las preguntas existenciales de la vida humana (de dónde venimos, para qué estamos aquí, de dónde viene el mal, porqué ocurren los desastres naturales, de dónde surgieron los idiomas, etc.) actualmente también recurrimos a formas creativas de responder a lo que no podemos controlar o explicar o entender. Aún en una época científica y tecnológica como la nuestra todavía tenemos muchos enigmas y preguntas sin resolver y entre ellas la más importante de todas es: ¿qué sucede después de la muerte?

Únicamente aquellas personas que han sufrido de cerca los estragos de la muerte pueden entender la impotencia que ocasiona el ver una persona sin vida. No cualquier persona sino una que veías a diario, que vivía en tu casa y que ahora yace frente a ti sin vida, entumecida. Ese evento te estremece por dentro y te introduce a una realidad desconocida: vivir con la angustia de si será posible encontrar a esa persona nuevamente. Lo traduzco como cuando se congela la computadora y aprietas las teclas para que vuelva a funcionar normalmente y sigue congelada; aprietas las teclas correctas y luego las incorrectas y sigue sin responder a tus comandos, hasta que utilizas el último recurso: reiniciarla o apagarla. Una tragedia similar a muy menor escala es cuando se congela la computadora luego de trabajar por horas ese trabajo final, que por confiada no le diste click al botón de “guardar”.

la muerte

Todas las personas procesamos de maneras distintas el episodio de la muerte. Algunas se quedan congeladas para siempre. Otras encuentran refugio en la religión, en la ausencia de religión, en una personalidad encapsulada, en conductas destructivas, en vivir en el pasado evitando el presente por miedo a vivir nuevamente la misma experiencia desgarradora o en el apego de cosas que pertenecieron a ese muerto o a esa muerta. Otras personas aprenden a lidiar con el dolor viviendo al máximo, buscando hacer el bien a la demás gente, despertando cada día sabiendo que puede ser el último y tratando de estar en paz con las personas que importan sabiendo que quizá no habrá mañana.

Y de eso se trata el género del Terror, de darle forma a aquellas experiencias que no se pueden comprobar. No le creo a todo el que dice que vio o habló con seres espirituales. Teniendo hoy la ciencia como herramienta es nuestra obligación servirnos de ella para descartar problemas psiquiátricos como la esquizofrenia o problemas neurológicos como la epilepsia (Caso de Anneliese Michel en el que se inspiró la película El Exorcismo de Emily Rose – 2005). De hecho, critico profundamente aquella tendencia común del cristianismo evangélico que utiliza como frase introductoria “Dios me dijo” para imponer los propios prejuicios del predicador, predicadora o evangelista en turno.

Pero también me parece arrogante dudar de todos los testimonios de experiencias sobrenaturales, sea con seres espirituales o con OVNIs. Y mientras no se pueda comprobar que son creación de la mente o producto del delirio, debe existir una apertura a estos relatos. El acercamiento ligero y burlesco hacia lo sobrenatural me recuerdan películas como La Posesión de Michael King (2014) donde, a raíz de la pérdida de su esposa, el señor King comenzó a experimentar con distintos rituales sin ningún respeto alguno o precaución para entrar al mundo de los espíritus y terminó loco (o poseído).

Nos hablamos mañana. Sueñen con los angelit@s.

Fuentes
Biblia. Versión La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH) https://www.biblegateway.com
El Libro del Génesis. Gerhard von Rad. Ediciones Sígueme. Salamanca, 1982.

 

De parte de las hijas de Lot: ¡Feliz día de la Mujer!

las hijas de lot

A causa de un maestro, hoy me puse las sandalias de las hijas de Lot y escuché el estruendo afuera. Me asomé por la ventana y vi que el pueblo tenía nuestra casa rodeada. Al unísono hombres, ancianos y niños, reclamaban a los dos recién llegados visitantes para violarlos; vociferaban sus maldades con gran violencia. De repente mi padre dijo:

‟Hermanos míos, les ruego que no cometan tal maldad. Tengo dos hijas que aún son vírgenes; voy a traerlas para que hagan con ellas lo que quieran, pero no les hagan nada a estos hombres que están cobijados bajo mi techo.”
Génesis 19: 7-8

Sus palabras me destrozaron el alma. O sea es mi papá quien me cargó de niña, jugó conmigo y me vio crecer quien hoy me condena a tan horrible suerte.

Si tanta era la necesidad de proteger a los invitados: ¿porqué Lot no se ofreció a sí mismo para que lo violasen e hicieran con él lo que quisieran? Ya sé, porque sus hijas (fueran vírgenes o no) y la mujer en general tenían el mismo valor que el ganado o los puercos. Así era en aquel tiempo. Así es en algunos lugares actualmente.

A pesar de que ni mi hermana ni yo fuimos violadas, jamás olvidaré como hija de Lot, que papá es capaz de abandonarme a mi mala suerte, de entregarme a bandidos para que me violen.

Ya calzándome mis propios zapatos, me queda claro que el cuento de Lot no es para niñas, que la saga de Lot debe ser re-interpretada en nuestras iglesias. Siempre recordaré que Dios está más allá de la Biblia, que la Biblia NO es Dios. Qué alivio saber que mi padre jamás me arrojaría a la merced de malhechor@s para que me ultrajen sexualmente, por la razón que sea.

Que alivio saber que el Dios de Lot no es como dice esa parte de la Biblia.

Que alivio vivir en este tiempo donde la mujer ya no es un pedazo de carne que cualquiera mastica y escupe sin que nadie se conmueva,
un plato desechable,
un ser sin cerebro que sólo es útil para procrear.

Estamos en deuda con todos esos maestros y maestras que nos obligan a voltear la mirada, que nos animan a luchar contra el sistema, a ver y escuchar con otros oídos. La lectura literal de la Biblia nos aleja de Dios. No lea la Biblia literalmente y verá a Dios. Ya no somos más como las hijas de Lot ni estamos a merced del opresor.

Hoy recordamos a Berta Cáceres y a todas las mujeres del pasado y del presente que nos recuerdan que no existe obstáculo imposible de superar. Que ayer, hoy y mañana venceremos.

De parte de las hijas de Lot:

¡Feliz día de la Mujer!

 

 

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